Panorama del patio trasero latinoamericano estadounidense/yanqui, “América para los americanos/yanquis: Argentina, Paraguay, Perú, Ecuador, Panamá, y ahora le toca  el turno al Chile virtual de la dictadura cívico militar pinochetista:

El swap de Estados Unidos no  salvará al querido y hermano pueblo argentino. La única alternativa es  dejar de pagar la deuda externa. Al pueblo argentino solo lo salvara su lucha…

Es hoy  en Argentina  imprescindible  el ejercicio  de las  libertades democráticas – entiéndase que “la Democracia no será jamás un sistema político formal, sino un instrumento de liberación y realización del ser humano “-, incompatible con la existencia de la clase plutócrata oligarca empresarial, financiera –bancaria, agiotista, agrícola  monopolista, su testaferra la clase burguesa/liberal politicastra castrense y su régimen cipayo para recoger las migajas debajo de la mesa…

Parafraseando al genial Engels, “cuando el vicio estadounidense/narcotraficante/yanqui vomita la oligarquía plutócrata empresarial se sienta a la mesa…”

La Clase Trabajadora Argentina, como en todo el continente latinoamericano, única capaz de autoemanciparse liberando al mismo tiempo al pueblo, tiene en Argentina una larga historia de lucha. Tiene muy clara la lección del marxismo científico “de la degradación  en profundidad del capitalismo determinista globalizado solo pueden emerger el socialismo marxista donde  todos  seamos  socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres “ o la barbarie fascista capitalista con la destrucción de la Humanidad “…

Con esperanza y memoria, “Luchar es vivir”, solo merecen la libertad y la vida quienes cada día la conquistan…

Por un Sur Socialista Marxista, no alineado del mundo multipolar y la mundialización…

Prof. Moreno Peralta /IWA

Secretario ejecutivo Addhee. Ong

El swap de Estados Unidos no salvara al Pueblo Argentino, porque solo el Pueblo salva al Pueblo, con su Clase Trabajadora y su juventud…

La única alternativa es dejar de pagar la deuda  externa, ilegal, inmoral, ilegitima, fraudulenta e impagable…

En un comunicado conjunto del Banco Central de la República Argentina y la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos se acaba de anunciar la firma del swap de monedas entre los dos países. Es la ratificación del aumento de la semi colonización de nuestra economía, y de la luz verde para el saqueo de nuestras riquezas.

¿Qué significa exactamente este swap? Empecemos diciendo que no se trata de ninguna “ayuda” a la Argentina por parte del imperialismo yanqui. Ni un dólar “fresco” entrará a nuestro país. Se trata, en última instancia, de que el Estado yanqui opera como un garante en última instancia de que los buitres especuladores de la deuda externa cobrarán ante cada uno de los próximos vencimientos. 

Siendo bien concretos: cuando en enero se dé el vencimiento de 4.600 millones de dólares, se “activará” el swap por ese monto. O sea, si el gobierno ultraderechista argentino no tiene los dólares para pagarlos, lo paga Estados Unidos. Y el estado argentino pasará a deberle ese monto ya no a los acreedores privados sino directamente al tesoro yanqui. Obviamente, luego habrá que devolverlo, más los intereses incluidos. Así, no se trata de ningún “regalo” o “ayuda”, sino de una nueva vuelta de rosca a la bola de nieve sin fin de la deuda externa.

Si sumamos todos los vencimientos de deuda en moneda extranjera de bonos en propiedad de buitres especuladores de los próximos dos años, ellos suman, exactamente ¡20.000 millones de dólares! Esto quiere decir que el 100% del swap está a disposición de garantizar esos pagos.

Los negocios de los amigos de Bessent 

En la Argentina, la deuda externa es la mayor estafa del último medio siglo. Generada durante la dictadura genocida, y luego reconocida, pagada y aumentada por todos los gobiernos posteriores sin excepción, generó miles de millones de dólares en super-ganancias para los grandes especuladores internacionales. Por eso decimos que es ilegal, inmoral, ilegítima, fraudulenta y además, impagable. 

Pero la estafa y los negociados específicos de este swap han llegado a generar un escándalo en los mismos Estados Unidos. Lo ha denunciado en el New York Times, el premio Nobel de Economía Paul Krugman. Sucede que viejos conocidos y clientes del propio Scott Bessent (de su paso anterior de jefe privado de especuladores, cuando conoció a sus colegas Caputo y Daza, ministro y vice de Economía de nuestro país) estarían sobre-comprados en bonos argentinos, y quieren evitar que caigan de precio y, ni que hablar, que entren en default. ¿Quiénes son? Viejos conocidos de la Argentina: Black Rock, Pimco, Fidelity (los mismos de la negociación del canje 2020 de Martín Guzmán), más los nuevos Stanley Druckenmiller y Robert Citrone. Este último, dueño del fondo Discovery Capital Management, además de haberse reunido especialmente con Milei hace unos meses, es el jefe del “asesor” yanqui Barry Bennet quien estuvo reunido la semana pasada con Santiago Caputo, exigiendo “gobernabilidad” a La Libertad Avanza para continuar con la motosierra después de las elecciones. 

¿Cuál es la salida?

No hay ningún salvataje a nuestro país, sino a los buitres especuladores para que sigan ganando. Ante esta realidad, el peronismo, que hace discursos indignados, no ofrece solución alguna. La propia Cristina Fernández salió el pasado 17 de octubre a denunciar que es “lo que ya vimos, la historia de siempre”.

Sin embargo, luego de este diagnóstico, el peronismo insiste en recorrer el camino trillado de siempre. Dicen que es “infantil” romper con el FMI, vuelven a repetir que se puede negociar con los acreedores de otra manera, más “adulta”, y vuelven a vender que se puede pagar y, a la vez, redistribuir la riqueza. Nada de eso va a pasar, ya sabemos como termina, con más ajuste contra el pueblo trabajador, a partir de la experiencia del gobierno de Alberto, Cristina y Massa. 

Por eso, volvemos a insistir: la única salida sólo la plantea el Frente de Izquierda Unidad. Pasa por dejar de pagar la deuda externa, romper con el FMI y con todos los lazos políticos y económicos que nos someten al imperialismo.

José Castillo,

Dirigente de Izquierda Socialista (UIT-CI)/Frente de Izquierda y de los Trabajadores-Unidad

Del ALCA de Bush al garrote sin zanahoria del convicto presidente Trump

Por Pedro Brieger* – Sur y Sur

Se cumplieron veinte años de la histórica Cumbre de las Américas en 2005 en la ciudad de Mar del Plata donde se le dijo “NO al ALCA”.  George Bush (h) se volvió con las manos vacías a Washington sin comprender por qué no se había aprobado la gran iniciativa de un Área de Libre Comercio de las Américas.  

El ALCA había sido lanzado con bombos y platillos en Miami en 1994 por Bill Clinton en pleno auge del famoso “Consenso de Washington”.  Carlos Salinas de Gortari de México, Alberto Fujimori de Perú y Carlos Menem de la Argentina marcaban el rumbo como los grandes aliados de la Casa Blanca, donde eran recibidos con alfombra roja.  Todo parecía ir sobre ruedas: la sede estaría en Miami, se crearían cerca de 70 mil puestos de trabajo en esa ciudad y en la Casa Blanca sabían que el gran acuerdo de libre comercio beneficiaría, en primer lugar, por supuesto, a las empresas estadounidenses.

Una década más tarde de aquella reunión inicial -que solo excluyó a Cuba- la región había cambiado.  En Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela gobernaban presidentes que se oponían a los tratados de libre comercio impulsados por la Casa Blanca.  Los cuatro sumaron a Paraguay e hicieron fracasar el ALCA, justamente, en la Cumbre donde había que rubricar el Acuerdo.

Las principales “espadas” de Bush, los presidentes Álvaro Uribe de Colombia, Vicente Fox de México y Alejandro Toledo de Perú, no pudieron torcer el rumbo del encuentro que marcó el fin de una estrategia a largo plazo que tenía Estados Unidos para América Latina.  Durante varios años demócratas y republicanos habían armado una iniciativa que se desmoronó como un castillo de naipes y los dejó sin respuestas. Y sin estrategia.

Clinton y Bush compartían un proyecto económico para toda la región que buscaba beneficiarlos e intentaba sumar las voluntades de todos los gobiernos a través de un consenso global.  

El fracaso del ALCA en 2005 los dejó sin perspectiva.

Si los años noventa habían sido los años de la hegemonía neoliberal, la cumbre de Mar del Plata marcó el comienzo de la disputa “derechas vs izquierdas” en América Latina.  Se acababa la hegemonía y el “Consenso de Washington”.  En 2008, apenas tres años después de la Cumbre, y, dejando de lado a Guyana y Surinam, que son dos países que no suelen integrarse, en América del Sur había ocho gobiernos de signo progresista o de izquierda.  Además, se habían creado la UNASUR y la CELAC, y solo Colombia y Perú se alineaban con el Departamento de Estado.  

Once años más tarde todo había cambiado otra vez.  En noviembre de 2019 Lula estaba preso, Evo Morales había sido derrocado y Venezuela estaba sola, aislada, en América del Sur.  Las derechas parecían haber triunfado nuevamente porque gobernaba Jair Bolsonaro en Brasil, Mauricio Macri en la Argentina, Jeanine Añez en Bolivia, Iván Duque en Colombia y Lenín Moreno en Ecuador. Estaban convencidos de que se cerraba definitivamente la llamada “década populista”. 

No comprendían que la disputa continuaba y que las derrotas de los gobiernos progresistas eran circunstanciales.  Por otra parte, apareció Andrés Manuel López Obrador en México que acabó con el largo ciclo de gobiernos neoliberales; Lula salió de la cárcel y volvió a la presidencia; Gustavo Petro triunfó en Colombia y aparecieron más gobiernos progresistas también en América Central y el Caribe.

A veinte años del “NO al ALCA” la región sigue dividida y nadie puede imponer su hegemonía.  Tampoco Donald Trump.  A diferencia de la propuesta del ALCA, o incluso de la fallida Alianza para el Progreso impulsada por John F. Kennedy a comienzos de la década de 1960, Trump no tiene una propuesta propositiva para América Latina y el Caribe.  Su único “proyecto” es revivir la famosa Doctrina Monroe y evitar la “maligna” influencia china y el avance del “comunismo”.  

Ni siquiera retoma la iniciativa del libre comercio.  Más bien todo lo contrario, con su aplicación de aranceles a diestra y siniestra.  Es la versión moderna de la famosa doctrina de la zanahoria y el garrote.  Solo que Trump ni siquiera trae una zanahoria.  Ayudar a que la Argentina no quiebre no es una estrategia regional, es apenas la ayuda a un aliado que rinde pleitesía.  

La suspensión de la décima Cumbre de las Américas que se iba a realizar en diciembre 2025 en la República Dominicana es un reflejo de la falta de visión positiva del habitante de la Casa Blanca.   

Hoy la principal “espada” de Trump es el excéntrico Javier Milei, que por su mesianismo y delirios incluso se pelea con el mexicano Eduardo Verástegui, aliado ideológico y figura clave del trumpismo latino.

Es verdad que después del “NO al ALCA”, las fuerzas progresistas intentaron articular propuestas sin demasiado éxito.  Muchas de ellas no pudieron desarrollarlas y otras –como la UNASUR- fueron destruidas por los gobiernos de derecha.

Sin embargo, por ahora, la disputa continúa.

Lo subrayado/interpolado es nuestro.

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